-Llégame el comedero - dijo a un gorrión otro gorrión muy maula. -Pues ábreme primero - contestó aquél -la puerta de la jaula. -¿Y si al verte ya libre, en tu embeleso, te vas sin darme de comer en pago? -¿Y quién me dice a mí -responde el preso,- que me abrirás, si llenas el monago? - y en conclusión, por si ha de ser primero llegar el comedero o correr el alambre, quedose el enjaulado prisionero y el hambriento volvióse con el hambre, ¡Digno amigo, por Dios, de tal amigo! Y ahora diréis, y bien, como yo digo: ¡Vaya, que son en ciertas ocasiones lo mismo que los hombres los gorriones!
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