Las Tabas

El "juego llamado «la taba», consiste en lanzar al aire una de ellas mientras se hacen ciertas combinaciones con otras, interviniendo en el juego el lado de que caen las tabas". (Diccionario de Dª. María Moliner)

Materiales:

Juego:

 "las tabas" , en plural, era un juego al que jugaban las niñas, que se jugaba con seis tabas y una canica de vidrio o de acero: el "pitón".
Sin embargo, para jugar a la taba se empleaba un solo hueso.
En realidad, la taba, sólo sirve como dado, a modo de ruleta, porque lo que se juega entre los niños, generalmente, son "santos", estampas, cromos o cualquier cosa que se coleccione en ese momento.
Los "santos", antiguamente, eran las cubiertas de las cajas de cerillas. Había unas que valían uno, que eran las que tenían el escudo en negro y rojo, de las cajas de las cerillas que tenían la cabeza negra y raspador de lija y las que valían dos, que eran las de colores, con cerillas de papel encerado azul y cabeza blanca y con raspador suave. Un "atado" eran veinte santos. Se solían recortar las cubiertas con dibujo y se metían en lugar del cajoncillo que lleva las cerillas; diecinueve y el de la cubierta que servía de envoltorio.
Tener cincuenta atados en casa se consideraba ya una fortuna. Y muchas cerillas se debían gastar, porque había quien tenía más de cien. Un atado era, antiguamente, al cambio, una perra gorda, diez céntimos de 1 peseta.
Para jugar a la taba , se trazaba una línea raspada en un suelo de tierra. Uno tiraba la taba; era lo que podríamos llamar la banca. Se hacían las apuestas: El que tiraba la taba apostaba con los demás. Un santo, dos,... un atado, cuatro perras..., las apuestas quedaban en el suelo sobre la línea. De pie y desde una distancia convenida, dos pasos más o menos, tiraba la taba, que debía rebasar la línea de las apuestas. Otro de los jugadores, a veces incluso uno que no apostaba, "el patatero", la tenía que devolver con el pie. En la vuelta la taba también tenía que rebasar la línea. Si salían güitos o correas se volvía a repetir la jugada. Ganaba la banca cuando salía carne y los apostantes cuando salía culo. En el caso de que saliera dominé, todo era para el patatero.
Había tabas carneras y tabas culeras. Para que asentasen bien, se las limaba contra una piedra arenisca. Normalmente, el que tiraba la taba tiraba con la suya, y procuraba sacar el máximo de carnes. Así que "eres peor que una taba culera" era la frase para no querer a alguno en el equipo de otros juegos porque hacía perder. Si la taba, sin rodar por el suelo, es decir, cuando se tiraba, quedaba carne se decía que la había plantado.