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La cigarra y la hormiga

La Fontaine

 

 

 

Cantó la cigarra durante todo el verano,

retozó y descansó, y se ufanó de su arte,

y al llegar el invierno se encontró sin nada:

ni una mosca, ni un gusano.

Fue entonces a llorar su hambre a la hormiga vecina,

pidiéndole que le prestara de su grano

hasta la llegada de la próxima estación.

-Te pagaré la deuda con sus intereses;

-le dijo- antes de la cosecha, te doy mi palabra.

Mas la hormiga no es nada generosa,

y este es su menor defecto. Y le preguntó a la cigarra:

-¿ Qué hacías tú cuando el tiempo era cálido y bello ?

-Cantaba noche y día libremente- respondió la despreocupada cigarra.

-Conque cantabas ? ¡ Me gusta tu frescura !

Pues entonces ponte ahora a bailar, amiga mía.

No pases tu tiempo dedicado sólo al placer.

Trabaja, y guarda de tu cosecha para los momentos de escasez.

el arquitecto y el andamioel látigo

fábulas literarias

Mª Lourdes García Jiménez