Pasando por un pueblo un maragato llevaba sobre un mulo atado un gato, al que un chico, mostrando disimulo, le asió la cola por detrás del mulo. Herido el gato, al parecer sensible, pegole al macho un arañazo horrible; y herido entonces el sensible macho, pegó una coz y derribó al muchacho. Es el mundo a mi ver una cadena, donde rodando la bola, el mal que hacemos en cabeza ajena refluye en nuestro mal, por carambola |
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