Dos continentes y un océano que los separa. Gentes de culturas muy distintas viviendo unos tan lejos de los otros, sin saber de la existencia de vida más allá de aquel mar de dragones y fieras que parecía guardar los confines de la Tierra, y un hombre que lo cruza abriendo una puerta, y uniendo esas dos tierras para siempre, dando lugar a la página más importante de la historia de la Humanidad.
Cuando Colón puso el pie en San Salvador no sabía si se iba a encontrar gente o si iban a ser hostiles para defender su territorio, si tendrían rasgos orientales, o si les recibirían con amabilidad. Y allí encontró gente generosa que les dio la bienvenida, según describe Colón, “creyendo que venían del cielo”.
Dos culturas antagónicas la mediterránea y la precolombina, con distintas concepciones de la vida, se fusionaban cambiando el mundo. El encuentro entre el nuevo y el viejo mundo llevó a una nueva era en el conocimiento y en la cultura.
Un intercambio cultural, de pensamiento, de idiomas, artístico, comercial y social del que se benefició el mundo entero dando lugar a una nueva geografía, nuevas razas humanas, nuevos alimentos, nueva agricultura, nueva ganadería o nuevas medicinas.
La economía mundial se renueva y el comercio daba un giro cambiándose las rutas mercantiles. El crecimiento demográfico a partir de 1492 ha significado el desarrollo biológico más impresionante de este milenio.
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