Algo no iba bien. A partir del 1 de octubre se percató de que algo no se correspondía con sus cálculos. El día 6 ya habían sobrepasado las 800 leguas y no había indicios de tierra. El ánimo empezaba a decaer y este mismo día, el 6 de octubre se produjo el primer intento de motín entre los marineros de La Santa María cuando Colón se negó a seguir el consejo de Martín Alonso de variar el rumbo hacia el suroeste, con objeto de alcanzar Japón. Por la noche, muchos marineros se negaron a seguir el viaje. Colón mandó disparar la lombarda y se le unieron las carabelas. Los capitanes, contramaestres y pilotos lograron hacer entrar en razón a los que estaban tan descontentos asegurándoles que se cambiaría de rumbo para alcanzar unas islas. Y así se hizo al día siguiente.
Pero el malestar continuaba. En la noche del 9 al 10 de octubre el malestar era general, incluidos los hermanos Pinzón. Los marineros pidieron a sus contramaestres poner fin a aquel viaje. Estos se reunieron en junta y se presentaron ante Colón para requerirle que ordenase el regreso a España. Colón se negó y los contramaestres cogieron las armas, dispuestos a obligarle. El testimonio de Francisco Morales en los pleitos colombinos sobre lo que escuchó a Juan Niño acerca de este particular parece bastante fidedigno: "el dicho almirante les dijo que no hiciesen aquello que querían hacer (matarle), porque en matarlo a él o a sus criados, que eran pocos, no harían mucho... que le diesen término de tres o cuatro días, y que navegasen el viaje que llevaban, e si en este tiempo no viesen tierra, que hiciesen la vuelta que quisiesen".
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