Construyeron sus edificios en adobe (barro secado al sol) o ladrillo (barro cocido) y fueron los primeros en utilizar el arco y la bóveda. En ocasiones revestían el exterior de los palacios con ladrillos vidriados, que les hacía brillar.
Sus principales obras fueron palacios y templos. Los palacios se construían sobre una superficie elevada y estaban protegidos por murallas.
Los zigurats, con forma de pirámide escalonada, situados al lado del palacio, eran recintos sagrados que también servían como observatorios astronómicos. El más famoso de los zigurats fue el templo-torre de Etemenanki en Babilonia, al que se asocia popularmente con la Torre de Babel.
Los templos no eran sólo lugar de culto a los dioses, sino importantes centros económicos en los que se almacenaban las cosechas y se guardaban los rebaños que eran destinados al comercio o al mantenimiento de la administración.
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