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Lo que podría ser un obstáculo natural insuperable para el hombre, la inmensa extensión marina ha sido surcada por naves desde tiempos remotos y ha posibilitado contactos de poblaciones y culturas muy distantes entre si. Esa extensión planetaria de agua ha ido como escenario histórico desplazándose y variando su importancia de uno a otro de los espacios geográficos que llamamos mares (el Mediterráneo, el Atlántico, el Pacífico...), pero nunca ha dejado de estar presente en la Historia. |
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El control y la utilización del fuego acompañan al hombre por toda su Historia. Sorprende las formas tan distintas de estar presente en la vida de los hombres y los efectos en la civilización. Lo que comenzó siendo unas chispas que prendían una hoguera es hoy un complejo y dilatado entorno tecnológico en el que el fuego está de alguna manera confinado y aprovechado. Si se olvidara todo el conocimiento acumulado sobre el fuego, el mundo se apagaría, se enfriaría, se detendría. El fuego es necesidad y riesgo; calor, luz, movimiento... pero también incendio. El fuego está en el hogar y en el campo de batalla. |
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Lo que tenemos a nuestro alcance, desde un alimento hasta un aparato sofisticado, procede de lugares muy alejados de nuestro entorno inmediato. Si bien esta dilatación tan espectacular es un fenómeno muy reciente, el hombre desde sus principios ha procurado no depender exclusivamente de los recursos próximos y, por ello, ha trasladado desde largas distancias materias y productos. Esto ha ido tejiendo a lo largo de la Historia una red cambiante y cada vez más densa de intercambios materiales que envuelve el planeta.
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