Nuestro organismo se defiende de forma natural frente a las infecciones mediante defensas externas e internas. Sin embargo, cuando éstas fallan y enfermamos, existen tratamientos para casi todas las infecciones. En cualquier caso, lo mejor es intentar prevenirlas.
A) DEFENSAS DEL ORGANISMO 1) Externas (barreras pasivas): son las primeras en actuar. La piel y las mucosas, si están sanas, evitan la entrada de organismos al interior. Además, ciertos órganos producen sustancias nocivas para algunos microorganismos, como ocurre con determinados componentes de la saliva y las lágrimas, o con el ácido del estómago. Si el agente infeccioso consigue entrar en las vías respiratorias, los cilios (pelillos) de las células de la mucosa los expulsan al exterior. Finalmente, en nuestra piel, mucosas e intestinos viven microorganismos beneficiosos que compiten con los microorganismos patógenos e impiden que nos produzcan enfermedades en muchos casos. 2) Internas (barreras activas): una vez que los patógenos pasan las barreras pasivas, entran en funcionamiento las activas: el sistema inmune o inmunológico. Estas barreras consisten en una serie de células y sustancias que recorren el organismo gracias al sistema circulatorio en busca de "enemigos a destruir". Entre las células están los glóbulos blancos o leucocitos, como los fagocitos y los linfocitos; y entre las sustancias, los anticuerpos. Los anticuerpos son específicos para cada tipo de microorganismo, destruyéndolo selectivamente, por ejemplo, el anticuerpo para el virus de la gripe no destruye el virus del SIDA.
B) PREVENCIÓN Trata de impedir que los agentes infecciosos invadan nuestro cuerpo. Entre las medidas a tomar están: 1) Hábitos de vida saludables: - Alimentación sana y equilibrada (ver Unidad 2). - Ejercicio físico: es bueno para cualquier persona, pero debe adecuarse a las características de cada uno. Aunque no puede hacer el mismo tipo de ejercicio un niño que un adolescente o un anciano, en todos ellos está recomendado. - Higiene: es la mejor prevención que existe frente a las infecciones e infestaciones. Debemos lavarnos las manos antes de comer y después de ir al servicio; lavar los alimentos o cocinarlos bien antes de ingerirlos; no llevarnos las manos u objetos sucios a la boca, mantener limpios los animales domésticos, el domicilio, el lugar de trabajo, la ropa, nuestro cuerpo, etc.
- Educación sanitaria: la educación en temas de salud es fundamental para prevenir cualquier tipo de enfermedad. 2) Vacunación: consiste en introducir microorganismos patógenos muertos o alterados en el organismo para que éste elabore ANTICUERPOS frente a él. De esta manera, cuando nos encontremos con el patógeno vivo, podemos destruirlo sin que nos produzca la enfermedad. Gracias a la vacunación, se evita que una gran cantidad de enfermedades graves afecten a muchas personas. Incluso existen algunas, como la viruela, que se han erradicado (ya no hay ningún enfermo en el mundo). En un futuro se prevé la erradicación de otras, como el sarampión y la poliomelitis. Existen vacunas para gripe, sarampión, rubéola, hepatitis A y B, tos ferina, difteria, tuberculosis, meningitis, cólera, malaria.
C) TRATAMIENTOS CURATIVOS Si la prevención y las defensas del organismo no han sido suficientes para evitar el desarrollo de la enfermedad, podemos recurrir a diversos tratamientos: 1) Sueroterapia: consiste en introducir en el enfermo sueros con anticuerpos frente a la enfermedad. Estos sueros se fabrican en el laboratorio, o se obtienen a partir de animales a los que se les ha inyectado previamente el microorganismo patógeno. Se utilizan cuando se necesita un tratamiento urgente, como ocurre con la rabia o el tétanos. 2) Quimioterapia: basada en administrar al enfermo medicamentos que destruyan al agente infeccioso. Entre ellos están los antibióticos contra las bacterias, los antifúngicos para los hongos, los antivirales frente a virus y los antiparasitarios para protozoos y animales parásitos.
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