La recuperación de las economías japonesa y alemana fue espectacular en la posguerra, un verdadero milagro económico. La ausencia de gastos militares permitió desarrollar otras industrias, como la electrónica, la farmacéutica y la automovilística.
No obstante, la dependencia de estos países del petróleo, y el control estadounidense de esta fuente de energía, han mantenido la hegemonía mundial de los Estados Unidos, pese a sus ocasionales crisis productivas y hacendísticas.
Con su expansión económica, Alemania es uno de los motores del proyecto europeo.
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