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Prehistoria y Edad Antigua La prehistoria apenas ha inspirado al cine -fuera de filmes de género con dinosaurios extrañamente contemporáneos con humanos: entre otros, El mundo perdido- con la notable excepción de En busca del fuego, un filme tan original como honesto a la hora de reconstruir los orígenes del hombre, y en menor medida Hace un millón de años (1966).
Babilonia tiene su primera representación de relieve en el episodio de Intolerancia que recrea la derrota de Nabucodonosor por Ciro, tratada con más libertad desde el relato bíblico en Slaves of Babylon y con una perspectiva decididamente legendaria en El sacrificio de las esclavas. También aparece la ciudad, como símbolo de degradación, en El arca de Noé. La reina de Babilonia y Nínive es protagonista de dos historias amorosas: Semiramis, esclava y reina y Duelo de reyes. Otras reinas de la antigüedad han conocido fortuna cinematográfica -como la protagonista de La reina de Saba y de Salomón y la reina de Saba- particularmente Cleopatra y Nefertiti en Egipto: la decepcionante Nefertiti, la hija del sol y La reina del Nilo. El cine se ha hecho eco de personajes célebres de esta civilización (Akenatón, Ramsés II, Amenofis IV) en obras que pliegan el tiempo para recrear una cultura más que la historia, pues suelen emplear filtros literarios -como la célebre adaptación de Mika Waltari Sinhué el egipcio- y hasta operísticos, como Aida. A estos títulos se suman Tierra de faraones, superproducción con frecuentes anacronismos pero indudable interés, y Faraón, que proyecta sobre la época un espíritu antiautoritario actual. El descubrimiento de la tumba de Tutankamón en 1922 está en el origen del ciclo iniciado por La momia, con un tratamiento fantástico y de terror. Las aproximaciones fílmicas a Cartago vienen de la mano de su enfrentamiento con el Imperio Romano y el protagonismo de Aníbal, aunque también figura el romance en tiempos de guerra Salambò, inspirado en textos de Polibio.
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