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PREHISTORIA
ANTIGUA
MEDIEVAL
MODERNA
CONTEMPORÁNEA
Pero al margen de esta sensación vaga de que algo muy grave puede suceder, un análisis riguroso del estado del mundo señala unas fisuras inquietantes:
  1. El daño ecológico que se está produciendo y los desequilibrios que se originan: calentamiento, reducción de la capa de ozono, contaminación mortal de las aguas, del aire y de los terrenos, agotamiento de las reservas naturales…


  2. El descontrol en la situación en que se encuentra el material nuclear, tras la guerra fría, tanto militar como el de centrales nucleares obsoletas, y el peligro de las experimentaciones secretas con armas biológicas y químicas.


  3. El aumento de la brecha entre un mundo rico y un mundo pobre.
Así son ahora los rostros con que se presenta el miedo ancestral del hombre ante la catástrofe, pero a lo largo de la historia ha tenido otros bien distintos. Sin embargo, todos ellos con un denominador común: el sentimiento de culpabilidad que va unido a la catástrofe; siempre el hombre se siente culpable del daño sufrido.

La catástrofe tiene los siguientes elementos definitorios:
  1. Amenaza con la extinción de una comunidad, cultura, civilización, o de la especie.


  2. Se anuncia con unos síntomas que pasan desapercibidos o no provocan la reacción necesaria.


  3. No sólo provoca extinción, sino que puede originar la emergencia de lo nuevo. Posibilidades nuevas que no pueden brotar por la resistencia de lo establecido y que la catástrofe hace desaparecer.
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