El padre fanático.
Es aquel que busca la victoria de su hijo por encima de todas las cosas. No respeta las decisiones de los árbitros y jueces, utiliza vocabulario hostil (incluso contra su propio hijo), siempre está protestando y ve con buenos ojos las trampas, los engaños o la violencia si ello conlleva la victoria.
El padre deportivamente frustrado.
Son padres que han querido destacar en un deporte y no lo han conseguido. Son deportistas frustrados. Suelen escoger para sus hijos la actividad en la que ellos han fracasado, sin tener en cuenta las preferencias de los niños. Los regalos e incentivos giran entorno a ese deporte, e invierten tiempo y dinero en formar al niño en una actividad que no siempre es de su agrado. Esta actitud suele provocar rechazo e incluso odio hacia el deporte preferido del padre, porque no siempre coincide con los gustos deportivos del hijo.
El padre entrenador.
Este perfil de padre, busca en su hijo un deportista de élite. Como norma general obvia el placer del juego por el entrenamiento duro. Este tipo de entrenamiento provoca riesgos fisiológicos y psicológicos ya que ni el organismo ni la mente de un niño están preparados para un sobreentrenamiento. También este tipo de padres suelen desatender los consejos de los entrenadores y maestros, ya que piensan que todo lo saben.
El padre representante.
La figura del manager llevada a la paternidad. En niños que presentan buenas cualidades físicas o deportivas, el padre ofrece “los derechos” deportivos de su hijo a un club o entidad deportiva. En definitiva, hacer negocio a cuenta del hijo. Incluso puede provocar un cambio de equipo del niño, sin tener en cuenta sus preferencias o su grupo de amigos, para fichar por un club que le promete dinero a medio o largo plazo.
El padre indiferente.
Se asocia a padres que le da igual que sus hijos practiquen deporte o no. Simplemente apuntan a los niños a un club deportivo o les compran unos patines, bicicleta… para que pasen tiempo entretenidos mientras ellos realizan otras actividades. La finalidad del tutor no es una formación integral y deportiva de su tutorando, sino tener tiempo libre a consta de una actividad deportiva (sin importarle nada más).
El padre sobre-protector.
Típico padre que prohíbe a su hijo realizar actividades físicas o deportivas porque son susceptibles de generar lesiones o golpes. Suelen preferir que su hijo juegue al fútbol en la consola que en la cancha polideportiva. Con esta actitud inhiben el derecho fundamental del niño de jugar, de relacionarse y de crecer en un ambiente social, colectivo y grupal.