El movimiento del agua produce una gran cantidad de energía.
Antiguamente se aprovechaba este movimiento para hacer funcionar molinos de agua que molían el trigo, para fabricar la harina.
En la actualidad, el agua en movimiento puede ser utilizada para producir electricidad en las centrales hidroeléctricas. Primero se construye una presa en un río. Ésta detiene el agua y se forma un gran lago que llamamos embalse. Cuando las puertas de la presa se abren el agua se precipita desde gran altura. La gravedad la empuja. El agua cae a través de grandes tubos y hace girar gigantescas ruedas denominadas turbinas. El giro de las turbinas produce electricidad.
En la mar, la fuerza de las olas y las mareas, se aprovecha también para generar electricidad, en las centrales undimotrices y mareomotrices.
La energía del agua es una energía limpia, no contamina porque no quema combustible. Es la más barata de las fuentes que producen electricidad. Es renovable porque no se agota. Pero las presas cortan los cursos de los ríos impidiendo la libre circulación de la fauna. Cuando éstas se construyen, se inundan grandes extensiones de terreno útil no sólo para animales y plantas, sino también para el hombre, que se ve obligado a emigrar a otros lugares.