La modernidad de los tiempos que vivimos,
se pone nerviosa y se avergüenza con ese todavía visible
de la pancarta rasgada, que los chicos y las chicas
del Instituto público dejaron a la puerta del Ministerio.
El runrún que está detrás de esa
humilde cifra, pone en ridículo las palabras del diputado del
partido gobernante en los grandes países, desarrollados, por
supuesto, comentando las inversiones en I + D. Se le llena la
boca del agua que le sobra y de los alimentos que le faltan a
los hambrientos del mundo.
¡Ay, ese reloj terrible que cuenta
alocado los muertos de hambre! Qué distinto del que controla
toda la parafernalia cibernética de la guerra de los tiempos
modernos.
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- Si yo fuera Presidente, decía el loco
Charlot.
No somos presidentes, pero tampoco
queremos ser lacayos que admitan estas frías cifras,
publicadas todos los años el Día Internacional de los
Derechos del Niño:
- Niños muertos al año por hambre o falta de vacunas:
.
- Niños sin escolarizar:
- Niños sometidos a explotación laboral:
Niños entregados a la prostitución:
% de los niños anteriores, que hablan español: no hay
datos, pero sí niños.
Éstas son las cifras, corrosivo implacable del acero
inoxidable de los tiempos modernos.
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