Parece claro, una vez analizadas las diferentes actividades expuestas anteriormente, que todas ellas aportan claros beneficios para la salud tanto a jóvenes como a adultos y que esta premisa es extensiva a cualquier otra actividad física que pudiéramos realizar. La primera condición que debemos tener en cuenta y, como no, cumplir, es la de la regularidad. No conseguiremos nada si no somos capaces de mantener un ritmo de entrenamiento adecuado con un mínimo de tres sesiones alternas semanales y con una duración no inferior a los 40 – 45 minutos. Una vez aclarado el punto de partida podemos pasar a pensar en los beneficios que esta actividad física continuada conlleva tanto a nivel físico como a nivel mental y, por supuesto, a nivel estético y como terapia para un control efectivo de algunas de las enfermedades más conocidas de nuestro tiempo.
A nivel físico podemos hablar de mejoras sistemáticas en los sistemas cardio-vascular, respiratorio, músculo-esquelético y circulatorio. Dichas mejoras podemos resumirlas en los siguientes apartados:
- Sistema cardiovascular. A través de una práctica deportiva adecuada vamos a conseguir entrenar al principal músculo de nuestro cuerpo, el corazón. Disminuirá el número de pulsaciones en reposo y notaremos un menor aumento de las mismas ante un esfuerzo moderado, siendo más difícil el llegar al límite de la frecuencia cardiaca máxima. Por otra parte conseguiremos que aumente el flujo sanguíneo a través de venas y arterias puesto que aumentará la cantidad de sangre bombeada a igual número de pulsaciones.
- Sistema respiratorio. Con el entrenamiento regular se produce una mejora en el intercambio de gases (O2 – CO2) y aumenta el volumen máximo de oxígeno que nuestro organismo es capaz de utilizar en un esfuerzo, es decir, aumenta nuestra capacidad pulmonar.
- Sistema músculo-esquelético. La práctica de una actividad física continuada va a influir positivamente en nuestro organismo con el fortalecimiento de la estructura corporal formada por huesos, tendones y cartílagos. Asimismo va a contribuir en el aumento de la elasticidad muscular y articular. Todo ello va a producir unos efectos beneficiosos consistentes en un menor riesgo, que por otra parte está en relación directa con el aumento de la edad, de roturas y lesiones.
- Sistema circulatorio. Diferentes estudios indican que la practica deportiva regular y moderada reduce la presión arterial, aumenta la circulación sanguínea con el consiguiente refuerzo del transporte de oxígeno a los músculos y mejora el retorno venoso, siendo este último apartado un elemento principal en la prevención de la aparición de las tan famosas varices.
Imagen recopilada de Microsoft Encarta 2005
Por otra parte el ejercicio también va a hacer que notemos cambios a nivel psicológico. Cabría destacar en este aspecto los siguientes:
- Disminución de las sensaciones de estrés y ansiedad.
- Disminución de la sensación de fatiga.
- Aumento de la sensación de energía o fuerza.
- Aumento de la autoestima al superar el reto que supone la realización de una actividad física prolongada en el tiempo.
- Sensación de una mayor aceptación por los demás.
Asimismo es importante no olvidarnos del campo que nos ofrece la práctica de una actividad física como terapia de control de algunas enfermedades comunes. Hay que pensar que el origen de dichas enfermedades no es siempre el mismo y que no podemos sustituir el consejo de nuestro médico por la práctica deportiva, no obstante podemos decir que, de forma general, la practica de una actividad física regular y moderada mejora los siguientes aspectos:
- Hipertensión. El ejercicio regular y moderado apoyado con una dieta normalmente baja en sal disminuye los niveles máximo y mínimo y tiende a compensarlos.
- Diabetes. Al estar hablando de actividad física aeróbica vemos cómo este ejercicio influye en el gasto de glucosa lo que, con un control adecuado, reduce la aportación de insulina por vía externa.
- Obesidad. Aumenta claramente el consumo de grasas y con ello y unido a una alimentación adecuada, facilita el control de peso, etc., etc.
Imagen recopilada de http://www.centromedicoelcarmen.es/esp/es_hipertenso.html
Es muy importante tener en cuenta que todos estos beneficios que afectan a nuestro organismo descienden vertiginosamente cuando se deja de hacer ejercicio. Por otro lado tampoco podemos obviar los riesgos que conlleva la realización de cualquier actividad física y que la inmensa mayoría tienen lugar a nivel muscular y/o articular. Pues bien, hay que decir que un elevado porcentaje de lesiones se pueden prevenir respetando los siguientes principios:
- Evitar el cometer excesos.
- Incluir el calentamiento como parte ineludible de cualquier deporte o actividad.
- Llevar un ritmo de trabajo progresivo, de menos a mayor exigencia.
Para finalizar no debemos olvidar que es muy recomendable el realizar un reconocimiento médico deportivo antes de lanzarnos a practicar cualquier actividad física puesto que los resultados del mismo, analizados por un especialista, nos darán las pautas a seguir en cuanto a ritmo, intensidad, cadencia, etc. Tocamos este tema con un poco más de profundidad en el siguiente apartado.
Para saber más.
- Canalsalud (http://salud.sport.es/)
- Deporte y salud (http://www.deportesalud.com/)