Para entender mejor cómo surgió el Impresionismo y las enormes dificultades que tuvo que vencer, es necesario familiarizarse con la forma en que estaba organizado el mundo del arte en la Francia del siglo XIX.
En primer lugar, comentaremos en qué consistía el Salon (una especie de escaparate de la pintura con fuerte arraigo en lo tradicional), seguiremos con las características de la pintura academicista que triunfaba en las exposiciones del Salon. Completaremos esta panorámica sobre el mundo del arte comentando el contraste de lo anterior con algunos rasgos del nuevo lenguaje visual propuesto por los pintores impresionistas.
En la mitad del siglo XIX, la única manera de conseguir una carrera pictórica de éxito consistía en exponer las obras en el Salon. El Salon era una muestra anual del arte que realizado en Francia. Los artistas que ganaban premios en el Salon, eran los que casi siempre conseguían importantes ingresos monetarios por crear obras de arte para el estado. Para cualquier artista, era importante exponer en el Salon porque era una de las escasas formas que tenían los artistas de conseguir reconocimiento para sus obras de arte, y poder ganarse la vida con la pintura. Para tener una idea de la importancia del Salon, hay que tener encuenta que cada año presentaba cerca de 5.000 pinturas de casi 2.000 artistas. El número de visitantes del Salon (muchos de ellos extranjeros) sobrepasaba los 200.000.