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I. Introducción
Los hablantes nos pasamos la vida contando cosas. Una
parte muy significativa de las conversaciones cotidianas consiste en
relatarnos los unos a los otros lo que hacemos, lo que hemos visto, lo que
alguien a su vez nos ha contado... Antes de que existiera la palabra
escrita, esta forma de contar -el relato oral- era el único modo posible de
que quienes no habían visto u oído algo directamente tuvieran noticia de
ello.
El hecho de que muchos textos narrativos nos hayan
llegado mediante la transmisión oral, implica que forman parte del
folclore, es decir, del conjunto de costumbres y productos culturales que
las sociedades no alfabetizadas se han ido transmitiendo de generación en
generación a través de la palabra.
Narrar es relatar los hechos de unos personajes
que se han producido a lo largo del tiempo. En la comunicación, es la forma
más utilizada, porque lo habitual en una conversación es contar cosas.
La narración normalmente no aparece en estado puro.
Los textos narrativos incluyen la descripción y el diálogo como formas
expresivas imprescindibles, ya que son el medio adecuado para caracterizar a
los personajes (mediante la descripción y el diálogo) y los ambientes
(mediante la descripción).
Las narraciones están hechas no sólo para entretener
(primer grado de curiosidad lectora que busca satisfacer el puro afán de
acción y novedades, sin detenerse a indagar los porqués), sino también
para ayudar a conocer, para dar forma de palabras a todo aquello que podemos
saber e imaginar acerca del universo y de nuestra existencia (segundo grado
de curiosidad lectora que es la inclinación a buscar explicaciones y
profundizar en la comprensión de las cosas).
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Desde el punto de vista de lo narrado, la narración se
puede clasificar de la siguiente manera:
- REALISTA: si los hechos narrados resultan verosímiles y pueden darse
en la realidad.
- FANTÁSTICA: si los hechos narrados no pueden darse en la realidad.
- DE CIENCIA-FICCIÓN: si se narran hechos fantásticos pero que
podrían suceder en el futuro.
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II. Características de los textos narrativos
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La verosimilitud es la cualidad que hace que los hechos
narrados parezcan verdaderos, aunque no lo sean.
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Capacidad para atraer la atención del lector mediante la naturaleza
misma de la acción, la caracterización de los personajes, el ambiente
en que tiene lugar la acción relatada y, por supuesto, el enfoque o
punto de vista del autor. Esta amenidad se consigue:
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Expresándose con palabras atractivas (tanto por su forma de sonar
al oído como por los significados en que hiciera pensar).
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Explicando y sugiriendo detalles y matices con precisión y
claridad.
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Haciéndonos captar qué relación hay entre un aspecto y otro de
los que integran su relato.
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Entrando en materia en seguida, haciendo que nada más empezar
suceda algo insólito o expresando de forma directa algún hecho
sorprendente, y dejar pendiente al lector de cómo va a continuar el
asunto, o en qué se resolverá, así se engancha al lector y se
espolea su curiosidad.
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III. Fases del proceso creativo
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Elección del tema que mejor pueda ser abordado:
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La temática puede pertenecer al campo de lo observado por el
autor.
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El autor puede crear un mundo fantástico. El poder creador del
autor actúa sobre el mundo real mediante sus propias sensaciones y
experiencias, recreando las cosas, esto es, creando una nueva
realidad.
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Estructuración del contenido. El escritor distribuye el
material narrativo como resulte más conveniente.
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Se le confiere a todo ello una forma lingüística determinada,
evitando las aclaraciones innecesarias, el exceso de detalles, el abuso
de la repetición, etc.
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IV. Procedimientos lingüísticos que se emplean en la narración
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Las formas verbales. Como en la narración se trata de mostrar
acciones ocurridas a lo largo del tiempo, es normal que predomine el
empleo de verbos sobre cualquier otro tipo de palabras. El tiempo que
suele predominar es el pretérito indefinido, aunque en menor
medida aparecen también el imperfecto y el presente.
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Las estructuras sintácticas. Como todo relato conlleva un
significado de proceso y acción, se observa una marcada preferencia por
la estructura predicativa, mientras que la estructura atributiva
se aviene mejor al carácter estático de la descripción. La mayor
complejidad de la narración y la inserción de planos temporales
diversos favorece el uso de la subordinación temporal, aunque la
organización general sea coordinativa.
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Figuras literarias. Como la narración trata de contar unos
hechos según la visión personal de un autor, se emplean figuras que
maticen esa impresión subjetiva: metáfora, ironía, antítesis,
paradoja e hipérbole y, entre las de carácter sintáctico, el
paralelismo y las estructuras repetitivas.
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V. Géneros narrativos: cuento y novela
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Cuento |
Novela |
D
E
F
I
N
I
C
I
Ó
N |
Relato en prosa más corto que una novela. |
Obra literaria en prosa, de cierta extensión, en la
que se narran sucesos imaginarios y a la que su autor da el título
y atribuye la condición de novela. |
C
A
R
A
C
T
E
R
Í
S
T
I
C
A
S
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- Emplean la PROSA, forma de expresión no sometida a
restricciones métricas.
- Ambos constituyen una FICCIÓN NARRATIVA: el escritor inventa
un mundo imaginario parecido al mundo real, pero que no es ni
pretende ser éste.
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- BREVEDAD: Es suficientemente corto para ser leído de un
tirón en una sola sesión. Abarca de 100 a 2000 palabras (en su
forma breve) y de 2000 a 30000 (en su extensión media).
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- EXTENSIÓN: A partir de las cien páginas y si se publica
independientemente.
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- CONDENSACIÓN: El argumento se reduce a un solo acontecimiento
y las descripciones y diálogos -si los hay- habrán de estar
comprimidos. No presenta grandes intervalos de tiempo o
abundancia espacial.
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- MINUCIOSIDAD o detallismo para que el lector evoque todo un
mundo de sugerencias.
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- INTENSIDAD: Su brevedad hace que sea conveniente situar la
acción en un momento crítico. Se ha de sugerir en lugar de
explicar, para que el lector complete la historia. No debe
faltar ni sobrar nada (una sola frase que no esté justificada
puede restarle fuerza)
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- MOROSIDAD: Ritmo lento de la acción. La intensidad es menos
sostenida, con momentos de tensión acentuada frente a otros
más distendidos.
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- DINAMISMO: No describe estados, sino que narra la evolución o
transformación de alguien.
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- Alterna DINAMISMO y ESTATISMO
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- DESENLACE: tiende a ser súbito, inesperado, fulminante, pero
adecuado y natural.
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- DESENLACE: no suele ser tan inesperado o súbito como el de
los cuentos, pero sí adecuado y natural.
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VI. El cuento. Clasificación
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Cuentos infantiles, también llamados de hadas o
maravillosos. Se trata de una creación común a muchísimos países
y lugares y cuya existencia se prolonga a través del tiempo hasta
nuestra época. Presentan las siguientes características:
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El héroe suele ser el más pequeño, el personaje bueno con el
cual nos identificamos en seguida. Frente a él, el malo (ogros,
lobos, madrastras o brujas), sobre el que al final triunfará el
bueno.
-
El héroe o heroína tiene que superar las pruebas y trabajos a
que se ve sometido por culpa del malo. Al final, el bueno recibe su
premio y el malo su castigo, reflejando así una situación de
justicia a la que las personas parecemos aspirar siempre.
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Trata más de un mundo imaginario y deseado que del mundo
imperfecto en que vivimos; de ahí la aparición de lo maravilloso:
objetos (anillos, varita mágica, botas que vuelan), personas
(hadas, gnomos), lugares (bosques encantados, palacios de
cristal...).
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Poseen carácter universal, intemporal e inconcreto, como lo
prueba el modo de localizar en el espacio y el tiempo aquello que se
narra: "Érase una vez en un lugar muy lejano...".
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Cuentos tradicionales (< tradición = transmisión,
entrega). Son más heterogéneos entre sí que los vistos anteriormente,
y están más enraizados en un lugar concreto. Pertenecen a este grupo:
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Los cuentos problema o dilema. Desarrollan una situación
para luego plantear la solución bajo la forma de un enigma que el
oyente debe resolver.
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Cuentos de engaño, como el de la burla cruel del toro de
piedra que lleva a cabo el ciego de "Lazarillo de Tormes".
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Cuentos literarios. Son cuentos cultos de procedencia escrita y
de autor conocido. Con respecto a los anteriores, son más personales,
no se ciñen a ningún esquema-tipo ni se podrían clasificar por
grupos. Cada autor muestra un estilo propio y aplica un plan compositivo
diferente.
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VII. Géneros narrativos: la leyenda
La leyenda, como el cuento popular, también
relata sucesos fabulosos transmitidos oralmente por tradición, pero la
leyenda trata esos sucesos como si fueran históricos. Y es que, por lo
general, la leyenda arranca de cosas que verdaderamente han ocurrido, o de
personajes que existieron de verdad. Pero en su proceso de formación, largo
y colectivo, lo que fue verdadero en origen va creciendo hasta llegar a ser
inventado en su totalidad.
Otras veces la actitud reverencial tiene que ver con el
miedo más que con la admiración, con el temor que inspiran determinados
lugares a los que se atribuyen propiedades malignas:
- Leyendas que relatan el origen de un accidente geográfico.
- Los modos de ser y parecer de plantas, animales y minerales.
- Cómo unos elementos de la naturaleza se convierten en otros.
- Las que explican el nombre de un determinado lugar.
- Las que abordan el porqué de ciertas costumbres tradicionales.
- Las que narran cómo se llevó a cabo la fundación de una ciudad.
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VIII. Géneros narrativos: el mito
Todos los pueblos se han planteado siempre el
interrogante del origen del mundo y de la especie humana, así como otros de
trascendencia similar. Cada cultura se ha dado a sí misma respuestas
diferentes, y las ha dejado fijadas en forma de narraciones simbólicas. A
esto es a lo que llamamos mitos.
Los mitos de la cultura helénica han sido tratados y
reelaborados durante siglos por nuestras literaturas de modos diferentes, ya
que simbolizan aspectos y problemas de los que la sociedad humana nunca ha
podido despreocuparse.
Tres mitos surgidos de la creación literaria en
castellano son don Quijote, don Juan y Celestina.
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EL PAÍS 16/01/2002; ABC 16/01/2002
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IX. Géneros narrativos: la narración periodística
Dentro de la comunicación periodística, como
narración informativa, contamos con la noticia, la crónica, el reportaje y
el artículo que gozan de las mismas características de la narración,
aunque los tres primeros presentan algunas diferencias:
- Poseen una temática no ficticia.
- Finalidad inmediatamente práctica.
- Tratamiento del lenguaje distinto.
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Estructura propia de los textos periodísticos:
- Título que destaca el hecho principal que se relata.
- "Lead" o entradilla, donde se gana rápidamente la atención del
lector.
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Cuerpo, donde se desarrolla la información. Se presenta el
acontecimiento principal seguido de datos que añaden información
cada vez menos interesante para así captar la atención del lector
desde el primer momento.
El reportaje es una narración precisa sobre algún
acontecimiento de actualidad. La crónica es una información periódica de
un sector determinado -taurino, deportiva, local- siempre matizado por la
visión personal del cronista, y que la continuidad de las mismas favorece
la relación, casi de familiaridad, con el lector.
El artículo, por otra parte, es el género de
mayor libertad del diario y otra de las fuentes de las que mana la
literatura en los periódicos: pueden tratar todo tipo de temas y su enfoque
puede ir desde la más estricta objetividad hasta el lirismo encendido, el
humor o la sátira.
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X. Decálogo del joven narrador
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Debes esforzarte en buscar no sólo la corrección y
la claridad del mensaje, sino también la belleza de la forma literaria.
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Conviene que sepas los matices de cada significado y
elijas la palabra justa con que expresar exactamente tu pensamiento. Usa
el diccionario.
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Debes mantener siempre la actitud del eterno
aprendiz, sin dar nunca la primera redacción por definitiva y abierto a
la esperanza de escribir cada vez un poquito mejor. La corrección de
los propios escritos es una parte importante del trabajo de escritor,
aunque resulta más pesada, ya que ahora ya no se trata de inventar,
sino de perfeccionar.
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Evita las frases demasiado largas o ambiguas que
interrumpen o dificultan la lectura. Usa mejor frases cortas con el fin
de conseguir un texto ágil y fácil de leer. Lo que se gana en extensión,
se pierde en intensidad. No multipliques los elementos de una escena ni
los incidentes de la acción; confunden al lector, con mengua de su
interés
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Evita las repeticiones de palabras, frases o
conceptos que hacen del texto algo aburrido y monótono.
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Escribe con un lenguaje adecuado a las sensaciones
que deseas producir.
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Un buen comienzo y un buen final son esenciales. Ve
directamente al grano. Expón, desde la primera línea o párrafo, una
idea o un dato significativo. Evita los rodeos inútiles y las largas
explicaciones. Un final inesperado o lleno de imaginación o de fuerza
puede transformar un relato trivial en una narración excelente.
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Colorea la narración intercalando descripciones,
retratos de personajes o diálogos entre los mismos.
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La anécdota por sí sola no vale nada. Lo novedoso
es el enfoque personal, el tratamiento sincero y original que le demos
al asunto.
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Procura mantener la atención. Para ello, resulta
oportuno incluir anécdotas o datos que sorprendan, acostumbrarse a
mirar el otro lado de las cosas y a no aferrarse a la lógica.
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Última actualización: 25-07-2007
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