Logotipo MECD Acceso a Alumnos Acceso a Alumnos Acceso a Público Acceso a Público

Inicio > Profesorado > 1º E.S.O. > Antología > «Dónde crees que vas y quién te crees que eres» Profesorado

Teoría  Antología  Transversalidad  Diversidad  Metodología  Secuencia  Bibliografía

Ilustración de fondo

 

Dónde crees que vas y quién te crees que eres

«-Siguiendo aquella línea fuimos a dar a un lugar inesperado, cuando Dickens me preguntó si en alguna ocasión las experiencias más dolorosas de mi vida habían llegado hasta mis libros. Y entonces yo le conté la verdadera historia de mi cuento más conocido, La sirenita. Usted, señor Turpín, recuerda como todo el mundo la versión del relato que YO decidí poner en sus manos. Es la historia de una sirena que está en el reino submarino de Tritón esperando a tener quince años para poder subir entonces a la superficie y ver pasar las naves y enamorarse de los marineros. Mientras espera, sus cinco hermanas suben algunas noches a nadar alrededor de los barcos en medio de las tempestades, cantando canciones sobre la belleza del fondo del mar. Y al regresar de sus excursiones, le cuentan a la sirenita lo hermoso que es acercarse a las costas, llegar hasta la arena de las playas para mirar los bosques y las luces de las ciudades, contemplar las torres y escuchar el sonido de las campanas. Pero cuando la pequeña sirena cumple los quince años, sube también a la superficie y se enamora de un príncipe que va en un barco. Entonces, una gran tormenta empieza en altamar y el barco naufraga. El príncipe está a punto de morir, pero la sirena le salva la vida, llevándole hasta la playa. Pasan los días y para entonces está tan enamorada de él que llega a un pacto con una bruja de las profundidades que la convertirá en una muchacha para que consquiste el corazón del príncipe. Pero, a cambio de la pócima, un líquido hecho con su propia sangre que al hervir hace un ruido igual que el llanto de los cocodrilos, la bruja se queda con la maravillosa voz de la pequeña sirena y ésta, sin poder hablar, no logra impedir que el príncipe se case con otra mujer. Sin embargo, aún le queda una oportunidad. Sus cinco hermanas salen a la superficie y le entregan un puñal que la bruja les ha dado para ella: si esa misma noche lo hunde en el corazón del príncipe, volverá a convertirse en una sirena; si no lo hace, el primer rayo de sol acabará con su vida y se convertirá en espuma. La sirenita entra en la habitación nupcial del príncipe, lo ve allí durmiendo, con la cabeza de su joven esposa sobre el pecho, y entonces regresa hasta la playa, arroja el puñal al fondo del mar y se queda allí esperando hasta que el primer rayo de sol la mata y se convierte en espuma (...)

-Pero la verdadera historia de La sirenita -prosiguió- era otra. (...) En la verdadera historia no había ni rastro de toda esa nobleza, de toda esa generosidad que ha conquistado a lo largo de los años el corazón de todos mis lectores y se ha quedado allí para siempre. En aquella época yo estaba pasando la peor etapa de mi vida (...). Tenía veintiocho años y había estado toda mi vida moviéndome sin llegar a ninguna parte. Esa misma noche, en la habitación de mi hotel, escribí La sirenita. Pero entonces el cuento se parecía mucho más al hombre hundido que lo había escrito, se parecía más a la desesperación de ese hombre que a todo lo que ha terminado significando para quienes después lo han leído. En su primera versión, la pequeña sirena está destrozada y se siente sola. Ha salvado al príncipe pero él se ha casado con otra mujer. La bruja le ha quitado su voz y a cambio no le ha dado casi nada. En la ciudad de los hombres ha encontrado la desgracia que no conocía en el fondo del mar. De manera que la última noche entra en la habitación nupcial del príncipe y hunde el puñal que le han dado sus hermanas en su corazón. Después, en cuanto la sangre inocente del muchacho moja sus manos, vuelve a convertirse en una sirena, regresa a las profundidades y entra al servicio de la bruja hasta que ésta muere y ella ocupa su trono, queda como la nueva Señora de las Sombras de los Abismos del Mar. Ése era el final del cuento.

(PRADO, Benjamín: Dónde crees que vas y quién te crees que eres.)

 

Última actualización: 25-07-2007