La medida política y diplomática en la que se depositaron más esperanzas fue la creación de la Sociedad de Naciones, creada con el objetivo de mantener la paz, el desarme y la resolución pacífica de los conflictos que surgieran en el futuro entre las potencias.
Su
sede se fijó en Ginebra y participaron en ella 45 Estados, entre
vencedores de la guerra y neutrales, y hay que destacar su papel
activador de las relaciones diplomáticas en el período de Entreguerras.
Sin embargo, Estados Unidos no participó en ella, pues nunca
aceptó las condiciones del Tratado de Versalles, que consideró
revanchistas, la URSS apenas si participó cinco años, entre
1934 y 1939, y Alemania sólo entre 1926 y 1933. Sus resultados
pacificadores fueron efímeros y de una gran inestabilidad, debido
a que no disponía de fuerza armada, entre otras razones.
La existencia de sistemas políticos, económicos y sociales opuestos, el ascenso de los totalitarismos agresivos en Italia y Alemania, y la crisis económica de los años treinta, con sus secuelas de cierre arancelario, comercial y diplomático, caracterizaron los últimos momentos de las relaciones internacionales del período de Entreguerras y constituyeron la antesala del estallido de la Segunda Guerra Mundial. |