«Estábamos siempre juntos, pero no se puede negar que cada uno de nosotros permaneció fiel a una única cosa importante: la propia sensación» Pissarro
Lo primero que hay que dejar claro es que Cézanne nunca fue un auténtico impresionista. Aunque expone en la primera (1874) y tercera (1877) muestras impresionistas, la influencia del Impresionismo sobre Cézanne fue limitada. A Cézanne le gustaba trabajar solo. Pasaba largas temporadas retirado en su pueblo natal de Aix-en-Provence o en otros lugares del sur de Francia pintando.
Cézanne marcó diferencias de enfoque fundamentales con respecto a los impresionistas: «los impresionistas querían reproducir sus sensaciones; ¡yo no!»
. Cézanne buscó durante toda su vida expresar en sus obras una combinación de sensaciones articulada racionalmente de forma que pudiera reconstruir sobre el lienzo la realidad por él percibida en toda su intensidad. Cézanne siempre se quejó de que «no puedo conseguir la intensidad de lo que veo con mis sentidos»
. Utilizaba el color para dar forma a su experiencia visual, para tratar de armonizarla pictóricamente con la Naturaleza.
Pero había otra diferencia fundamental con respecto a los impresionistas. Éstos buscaban plasmar los objetos según la luz efímera, según su fugaz apariencia luminosa. Por el contrario Cézanne buscaba representar los objetos con su densidad, con su volumen, pintando su estructura íntima, su realidad inmutable.
Entre los años 1873 y 1879 Cézanne realizaba frecuentes sesiones de trabajo con Pissarro, realizando varias estancias con él en Pontoise y Auvers-sur-Oise. Como consecuencia de su trabajo con Pissarro, Cézanne aclara su paleta, utilizando colores más claros.
Esta «Casa del ahorcado», de 1873-74 es un ejemplo del trabajo de Cezanne en su intento de superar la captación fugaz del momento de los impresionistas. En este cuadro realiza una composición espacial más elaborada. Las formas son sólidas, se han materializado, en contraste con el enfoque puramente impresionista, que sobre todo enfatiza el papel de la luz en su incidencia sobre los objetos.
De la obra destaca el personal sentido de masa y de planos en interacción de Cézanne. En esta obra es evidente que Cézanne ha asimilado el uso de la luz y el color según los principios del Impresionismo. Sin embargo, pierde la pincelada típica de este estilo.