Nació en Braunau (Alta Austria) en 1889, hijo de un aduanero austriaco. Su juventud se desarrolló en ambientes marginales de Viena, en donde fracasó en su vocación de pintor. Entró en contacto con organizaciones del nacionalismo germánico y antisemita. En 1913 se instaló en Múnich y al estallar la I Guerra Mundial se alistó en el ejército alemán. Fue cabo y por sus heridas se le condecoró con la cruz de hierro.
Finalizada la guerra, participó en la política alemana con una postura muy crítica hacia la República de Weimar, culpada de traición por haber aceptado el “dictado” de Versalles (1919). Se vinculó a grupos ultranacionalistas y destacó como orador. Su carisma le facilitó acceder a la dirección Partido Obrero Alemán Nacionalsocialista (NSDAP).
En 1923 fracasó en su intento de tomar por la violencia el poder desde Múnich. Condenado a prisión, escribió Mein Kampf (“Mi lucha”), donde expuso su visión del mundo y sus planes políticos. Salió de la cárcel en 1925 y retomó la dirección política del NSDAP, al que fue depurando de sus adversarios políticos. El partido, con sus secciones de asalto (SA) y sus juventudes, fue creciendo lentamente. Pero la crisis política y social de la República de Weimar y los estragos de la Gran Depresión llevaron a un aumento espectacular: en 1932 era el partido más votado.
En enero de 1933 accedió a la Cancillería mediante un pacto político e implantó un sistema dictatorial totalitario -el Tercer Reich, del que él era el Führer- basado en la ideología fascista y en el exterminio del pueblo judío. Sus ambiciones en política internacional (un “espacio vital” para Alemania) provocaron el estallido de la II Guerra Mundial. Tras los éxitos de los primeros años, vinieron los tiempos de la derrota. En abril de 1945, cuando Berlín era invadida por el ejército soviético, se suicidó junto a Eva Braun, con quien acababa de casarse. |