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Esquema de análisis de Ciudadano Kane
(tomado de Sánchez Noriega, José Luis, Historia del Cine, Madrid, Alianza, 2002, pp. 68-72)
La voluntad de poder queda expresada en el liderazgo y la manipulación de Kane en el periodismo y la política, su exigencia de que Susan triunfe a cualquier precio, la amistad concebida como vasallaje o la posesión de obras de arte que ni siquiera desembala. Esa voluntad imposibilita cualquier relación personal, de pareja o de amistad, y aboca irremediablemente a la soledad radical. De ahí que aparezcan dos temas secundarios -siempre con ese talante crítico pesimista- de relevancia: la manipulación de la opinión pública y el amarillismo periodístico y el populismo y la corrupción en el ámbito político. En cuanto retrato de Hearst, el influyente empresario de prensa decantado por el aislacionismo y la tibieza ante el fascismo europeo, Ciudadano Kane toma la opción política de denuncia de los líderes sociales conservadores; más en el fondo, echa abajo el mito del americano hecho a sí mismo y del patriotismo populista de sesgo conservador.
HERMENÉUTICA, CRÍTICA Y RECEPCIÓN. La película tuvo un estreno estadounidense, en mayo de 1941, más bien decepcionante, pues el estudio reflejó pérdidas de 150.000 dólares. Probablemente debido la complejidad del relato, muy superior a la práctica del cine clásico americano. También contribuyó al fracaso de taquilla la campaña de la prensa de Hearst, que boicoteó la distribución y la exhibición. Hearst llegó a amenazar a la RKO y quiso comprar el negativoLa misma suerte corrió en su estreno europeo, aunque la crítica vio en ella una obra excepcional. Con el paso del tiempo, se ha convertido en un título emblemático y, además de figurar en las recurrentes listas de los diez o veinte mejores filmes de toda la historia, son muchos los directores que han subrayado la madurez del relato cinematográfico con esta película y han ponderado el uso del plano secuencia y de la profundidad de campo.
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