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Agua y sales

Ya en la introducción se comentó la importancia del agua y la dependencia que todas las formas de vida conocida tienen de ella. Para su adecuado funcionamiento nuestro cuerpo requiere entre uno y siete litros de agua diarios para evitar la deshidratación, la cantidad precisa depende del nivel de actividad, temperatura, humedad y otros factores. El cuerpo pierde agua por medio de la orina, las heces, la transpiración y la exhalación del vapor de agua en nuestro aliento.
Citemos algunas de las funciones que realiza:

  • Es el solvente para los iones minerales y muchas sustancias orgánicas.
  • Es el medio de dispersión en la estructura coloidal del citoplasma celular.
  • En ella se realizan las reacciones bioquímicas en el organismo.
  • Actúa como medio de trasporte.
  • Interviene en la termorregulación, por su alto coeficiente calórico, evitando drásticos cambios de temperatura corporales.
  • Constituye entre el 50-70 % del peso corporal, siendo este indicador mayor en el hombre que en la mujer y disminuyendo su contenido con el envejecimiento. Nuestro hombre de la introducción, varón de 70 kilogramos, está formado por ¡35-49 kilogramos de agua!.

¿Qué pasa cuando se pierde agua?

Si no se repone el agua que el cuerpo pierde por la orina, heces, transpiración y respiración se produce la llamada deshidratación. Normalmente se pierde entre 1 a 1,5 litros. Por la respiración se evapora un 10 %, en las heces fecales un 5 %, en la sudoración un 35 % y a través de la orina se pierde un 50 %.

La ingestión normal de agua está controlada por la sed y sus formas de obtención son a través del agua líquida, la que se ingiere por ser parte de los alimentos y la que produce el cuerpo en algunos procesos metabólicos.
Al realizar un esfuerzo físico la pérdida de agua aumenta. Esta perdida la condicionan la intensidad, la duración de la actividad física y las condiciones ambientales. Realizando una actividad física de intensidad baja, en unas condiciones de humedad y temperatura normales, se estima que una persona pierde unos 300 gramos de agua.

Una anormal pérdida de agua rompe el equilibrio ácido-básico e hidromineral del organismo, ocasiona un espesamiento de la sangre y la ralentización del metabolismo. Esto influye negativamente en las funciones fisiológicas, con este balance negativo, sobrevienen grandes consecuencias.

Sigamos utilizando a nuestro individuo de 70 kilos y para mejor hacer los cálculos pongámosle que su cuerpo tiene 40 kilogramos de agua. Se pierde:

  • El 2% (800 gramos) se producen alteraciones en la capacidad termorreguladora.
  • El 3% (1.200 gramos) disminución de la resistencia.
  • Entre el 4% y 6% (1.600-2.400 gramos) disminución de la fuerza muscular y contractura por calor.
  • Más del 6 %, contracturas graves, agotamiento por calor, golpe de calor y coma.
  • Con más del 20 % (8.000 gramos) sobreviene la muerte.

Junto con el agua se eliminan sales minerales; principalmente sodio, cloro y potasio; y vitaminas, principalmente C y B1. Estas sales son fundamentales en el metabolismo. Un descenso en el sodio provoca calambres, cansancio e insomnio. El potasio, junto con el sodio, son necesarios para la conductibilidad nerviosa del músculo. Las vitaminas B1 y C son reguladoras del metabolismo y antioxidantes (protegen de la toxicidad de otras sustancias).

Teniendo en cuenta lo anterior se ha concluido que es necesario, al realizar ejercicio físico, reponer líquidos cada 15 o 20 minutos a razón de 150-200 mililitros.

Comentemos que nunca debe beberse disoluciones de glucosa antes de realizar algún ejercicio físico. Si lo hacemos, la hiperglucemia (aumento de azúcar en sangre) generada provoca una respuesta importante de insulina en el torrente sanguíneo que reduce drásticamente el nivel de glucosa en sangre. Esto da como resultado una hipoglucemia, el efecto contrario que buscábamos. También sucede que la insulina inhibe la utilización de los ácidos grasos por lo que el cuerpo moviliza grandes dosis de glucógeno muscular lo que provoca la aparición temprana de la fatiga.

Es beneficiosa la reposición de líquidos utilizando los llamados “isotónicos” (agua en la que vienen disueltas sales minerales y vitaminas) ya que a la vez que recuperamos agua reponemos las sales y minerales perdidos por la sudoración, ayudando a recuperar el equilibrio osmótico en nuestro organismo, cosa que con agua solamente no lograríamos.

¡Sudar adelgaza!

Se oye popularmente que al sudar eliminamos grasa, impurezas y toxinas. Amparados en esta creencia nos metemos en la sauna, hacemos ejercicio enfundados en plásticos, adquirimos unos sofisticados artilugios que venden por la televisión que aumentan la sudoración y simulan una sauna,... La sauna, con unos beneficios para la salud indiscutibles: relajación, descenso de la tensión arterial, disminución del dolor articular, limpieza de la piel,... se sigue utilizando por mucha gente con la idea de que con su uso se adelgaza. Este interés por no tener sobrepeso es elogiable, pero no hay fundamento científico alguno que sustente la idea de que sudando se elimi-na grasa y consecuentemente se adelgaza. ¿Alguien ha notado el sudor con apariencia aceitosa?.
Hay dos tipos de glándulas sudoríparas: las apocrinas y las ecrinas.
Las primeras se localizan en las axilas e ingles, palmas de las manos y pies. Tienen la misión de comunicarnos entre los diferentes miembros de las distintas especies. Segregan agua con algunas moléculas de lípidos que despiden un olor característico. Este olor envía una señal a otros miembros de la misma especie que informa acerca de la peligrosidad, disponibilidad sexual, agresión, rechazo,...
Las otras, las ecrinas, se encuentra distribuidas uniformemente por todo el cuerpo. Cuando la temperatura corporal sube excesivamente, el hipotálamo (glándula que se encuentra en el cerebro) “ordena” a estas glándulas que segreguen agua. Esta agua se evapora en la superficie de la piel. Cuando un líquido se evapora produce una disminución de la tempera-tura (efecto endotérmico, que absorbe calor) que hace que el cuerpo se refresque. Para mantener el equilibrio hidrostático, junto con el sudor se eliminan sales minerales y otras sustancias que se encuentran en la compo-sición de la sangre; esto produce un espesamiento de la misma. Una exce-siva viscosidad de la sangre impone al corazón un excesivo esfuerzo que si es prolongado puede concluir en un síncope o en casos extremos un coma. Pare evitar la deshidratación es necesario beber líquido (agua) antes duran-te y después de realizar algún ejercicio físico.
La deshidratación hace que el agua que se filtra del plasma sanguí-neo sea reemplazada por el líquido intracelular, lo que produce que los tejidos en general sufran una deshidratación más o menos severa (depen-diendo de la intensidad, duración, temperatura ambiental e hidratación durante el ejercicio).
Por último una recomendación, al realizar cualquier ejercicio bebamos agua antes, durante y después de realizado el mismo.


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