La palabra “Impresionismo”, en tanto que utilizada para referirse a un movimiento artístico, tiene un origen muy concreto, que se remonta al año 1874. En efecto, en abril de ese año un grupo de artistas funda una «Sociedad anónima cooperativa de artistas pintores, escultores, grabadores, etcétera».
Lo que estos artistas tenían en común era su desprecio por el arte tradicional oficial en favor de nuevas formas de expresión artística mucho más innovadoras. Tenían en común que sus obras habían sido reiterada y casi sistemáticamente rechazadas por los distintos jurados de tendencia conservadora de las muestras oficiales del Salon. Como hemos visto, conseguir el éxito en el Salon era casi la única manera que tenían los pintores de ganarse la vida con una cierta holgura.
Dada la mentalidad conservadora, enemiga de innovaciones y cambios bruscos, de los jurados del Salon, ese grupo de artistas, encabezados por Monet, Renoir, Degas, Pissarro, Sisley y Morisot se encontraron en la tesitura de renunciar o bien a su nueva forma de expresión artística para satisfacer los gustos academicistas del Salon, o bien seguir fieles a sus revolucionarios planteamientos artísticos y tratar de defenderlos al margen de las muestras anuales del Salon.
En respuesta a este dilema, los artistas conocidos por formar el «grupo de Batignolles» bajo el liderazgo intelectual de Manet, decidieron agruparse más formalmente que las tertulias del café «Guerbois» de los jueves, y organizar una muestra con sus obras. Aunque Manet fue invitado a participar a lo largo de los años, en varias de estas muestras independientes, siempre rehusó la invitación, soñando con un éxito en los círculos oficiales que le tardó en llegar y que seguramente no fue tan sonado como le hubiera gustado.
Así las cosas, el 15 de abril de 1874, en un local cedido por el fotógrafo Nadar abrió sus puertas al público la primera exposición de este grupo de artistas. Monet expuso, entre otras obras, una vista del puerto de El Havre, con el sol entre las brumas del amanecer, y algunos mástiles de barcos. Como explicaría el propio Monet más tarde:
«Me piden el título para el catálogo; la verdad es que aquello no podía pasar por una vista de El Havre. Contesté: “¡Pon Impresión!” De ahí se pasó a Impresionismo y se extendieron las bromas»
Y la obra quedó registrada en el catálogo como Impresión, Sol naciente.
La respuesta del público y de la crítica ante la muestra fue implacable: insultos, mofas, una auténtica humillacion pública para los artistas. El 25 de abril un crítico llamado Louis Leroy publicó un artículo en la revista Charivari que tuvo mucha repercusión y que se titulaba: «Exposición de los Impresionistas». El artículo era demoledor con los artistas y sus obras, y de ahí en adelante el término “Impresionismo” se extendería para referirse a la concepción del arte de este grupo de artistas, que pasaron a ser los impresionistas.