El cruce del estrecho por las tropas sublevadas fue decisivo para consolidar posiciones en Andalucía y dominar en pocas semanas Extremadura. La toma de Madrid era una prioridad absoluta para los insurgentes. El plan consistía en una confluencia de las tropas del general Mola (llegadas desde el norte) y las de Franco (desde el sur).
Pero las tropas de Mola fueron frenadas en Somosierra. Y Franco prefirió desviarse hacia Toledo, donde el Alcázar resistía desde la sublevación, sitiado por fuerzas republicanas. La liberación del Alcázar fue un éxito propagandístico (y personal) de Franco, pero se perdió un tiempo decisivo para conquistar Madrid.
Al reanudar la ofensiva en noviembre, se encontró con una resistencia tenaz. El Gobierno republicano fue evacuado a Valencia y se creó una Junta de Defensa de Madrid. El intento franquista de conquistar Madrid por el río Jarama (febrero de 1937) también fracasó. Los republicanos obtuvieron una resonante victoria en Guadalajara, pero apenas la aprovecharon.
Durante este periodo, las ciudades de San Sebastián, Irún y Málaga fueron ocupadas por las tropas sublevadas. |