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El siglo XVIII: los primeros Borbones. |
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Cambio dinástico: las reformas internas - Proyectos de reforma agraria |
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En el siglo XVIII, España tenía una agricultura muy atrasada y poco rentable. Aún eran frecuentes las hambrunas propias del Antiguo Régimen, agravadas por el crecimiento demográfico que se acusaba según avanzaba el siglo.
La propiedad de la tierra en el XVIII continuaba en manos de los estamentos privilegiados, mayoritariamente, mientras que los pequeños propietarios no disponían de poder económico para mejorar sus explotaciones. Tampoco se permitían cercamientos ni otras mejoras debido a los privilegios de los ganaderos de la Mesta.
No había demasiada diversificación de cultivos: el cereal ocupaba, con mucho, la mayor parte de las tierras, aunque se había ido extendiendo el cultivo del maíz y de la patata. Ante esta situación de escasez, que llegó a provocar motines, los gobiernos reformistas, especialmente en tiempos de Carlos III, afrontaron las siguientes reformas agrícolas:
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- Obras públicas orientadas sobre todo a favorecer los regadíos (grandes canales, redes de acequias...).
- Reformas en los arrendamientos agrarios.
- Colonización de Sierra Morena con colonos alemanes (dirigida por Olavide).
- Estudio para una ley agraria que incluyó:
- Plan de reforma de Floridablanca de 1771: que buscaba reformar la agricultura y repoblar el campo.
- El Memorial ajustado, de Campomanes, buscaba fomentar la propiedad familiar de la tierra.
- Informe sobre la ley agraria de Jovellanos, de 1795, que recopilaba toda la información anterior y era más ambicioso en sus pretensiones. Pretendía limitar los derechos de paso de la Mesta y mejorar las explotaciones.
El estudio fue minucioso y demasiado lento, por lo que la reforma agraria debe considerarse un fracaso pues se obtuvieron escasos resultados, sobre todo en lo referente al cambio en la propiedad de la tierra, lo que se producirá con las desamortizaciones del siglo XIX.
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