Entre los que pensaban que la economía era el factor más importante del imperialismo, Hobson intentó demostrar que era la necesidad que tenía Europa de exportar sus capitales la que impulsaba al control militar de países menos desarrollados. Lenin, por su parte, entendía el imperialismo como una fase ulterior del capitalismo colonial, pues a través del dominio territorial se garantizaba la vuelta aumentada de los capitales exportados. La consecuencia inevitable a medio plazo sería, para Lenin, el conflicto entre potencias por el dominio colonial. Los avances técnicos y los transportes contribuirían a extender las actividades económicas y a lograr un mercado mundial.
Para
otros, la política era el factor primordial. Algunas potencias
buscaron prestigio o posiciones estratégicas con sus conquistas,
antes que riquezas. A veces se trataba simplemente de evitar
que cayeran en manos de la potencia rival o para dar seguridad
a los emigrantes y colonos, lo que repercutía en la opinión
pública y en los debates parlamentarios, donde se buscaban justificaciones
al imperialismo, al que se consideraba lógico por la presunta
superioridad de Europa y por ser parte de su misión civilizadora
en el resto del mundo.
Más recientemente, otras teorías explican el imperialismo desde la periferia, en el sentido de que fueron las crisis políticas y los desequilibrios sociales de los países periféricos (provocados a su vez por la presencia europea), los que crearon un vacío y una impotencia del poder local que fue reforzado y, finalmente suplantado, por las autoridades y los ejércitos imperialistas. Las crisis pueden así resolverse coyunturalmente, pero se profundiza en la relación de dependencia. |