Inglaterra y Francia encabezaban el grupo de potencias europeas industrializadas con más extensos dominios imperiales. La unificación de Alemania y sus aspiraciones coloniales, la expansión de Bélgica, pero también la aparición de potencias extraeuropeas como Japón y los Estados Unidos, obligaron en algunos casos a una traumática redistribución colonial que afectó a algunos imperios decadentes, según la darwinista concepción de la época. |