La Gran Depresión y el ascenso de los totalitarismos - Fascismo italiano
Italia fue uno de los países vencedores en la I Guerra mundial. Pero muchos italianos hablaron de una “victoria mutilada”, sin las compensaciones territoriales que esperaban.
Como en otros países, la posguerra estuvo acompañada de enfrentamientos y conflictos revolucionarios, como la ocupación de fábricas. Las clases medias temieron una revolución comunista. En estas condiciones, un antiguo socialista y combatiente, Benito Mussolini, fundó un grupo antiliberal y ultranacionalista en 1919, los fascios de combate. Sus militantes vestían como uniforme la camisa negra, hacían el saludo romano y practicaban una violencia selectiva contra los grupos socialistas y comunistas. El movimiento creció con rapidez.
En 1922 su representación en el Parlamento era pequeña. Pronto se ganó el apoyo de las fuerzas conservadoras y, tras una demostración de fuerza (la marcha sobre Roma), Mussolini fue nombrado jefe de gobierno por el rey Víctor Manuel III.
Al principio gobernó respetando algunas instituciones del sistema liberal. En 1926 implantó una dictadura, con un Estado que llamó “totalitario”. Eliminó a los partidos de la oposición (socialistas, comunistas, democristianos) quedando como único el Partido Nacional Fascista, cuyos órganos se equiparan a los órganos del Estado.
Trabajadores y empresarios se encuadran en el sistema de las corporaciones, se suprime la huelga, etc. La política económica es dirigista, impulsa grandes obras públicas e implanta la autarquía. También se fomenta el incremento de la población premiando la natalidad. La resistencia antifascista -poco activa- fue eliminada y la masa del pueblo italiano aceptó el fascismo, entre la pasividad y el entusiasmo. Mussolini se convierte en el jefe todopoderoso, el Duce.
El régimen fascista resolvió sus dificultades con la Iglesia católica mediante la firma de los Pactos de Letrán (1929), por los que se creaba el Estado Vaticano. Así se ganaba el apoyo de buena parte de los católicos.
En los años 30 se marcaron objetivos expansivos: la conquista de Abisinia, el apoyo a Franco en la Guerra Civil española. Eso reforzó la amistad con la Alemania nazi (Eje Roma-Berlín) y anunció la catástrofe de una nueva guerra mundial. |