El primero de los núcleos de resistencia fue el núcleo astur, llamado así porque surgió en las montañas de Asturias y lo protagonizaron los habitantes de esa zona, llamados astures. El primer acto de resistencia que se conoce es el de los astures que, encabezados por Don Pelayo, se enfrentaron a un ejército árabe en la conocida como batalla de Covadonga (722). De ese primer núcleo de resistencia surgió, ya en el siglo VIII, el reino de Asturias. A Don Pelayo (718-737) se le ha considerado como el primer rey de la monarquía astur.
En la zona del Noreste peninsular surgieron otros núcleos de resistencia. El núcleo vascón se llama así porque fueron los vascones, habitantes de la zona del actual Pirineo navarro, los que no aceptaron el poder árabe y aprovecharon su posición entre los dos grandes poderes de árabes y francos para resistir y mantenerse independientes. De ellos salió a comienzos del siglo IX el primer reino de Pamplona.
En la zona central de los Pirineos surgieron varios núcleos de resistencia al poder árabe, que denominamos núcleo pirenaico. De ellos el que consiguió finalmente crear un condado que con el tiempo pasaría a ser reino, fue el condado de Aragón.
La zona más oriental del Pirineo fue ocupada por los reyes francos, en concreto por Carlomagno, interesados por controlar un territorio que les separara del peligro de invasión árabe. Esa zona la denominaron la Marca Hispánica. La palabra marca definía la frontera, que no era una línea sino un territorio amplio, donde el monarca entregaba feudos a sus vasallos para defender el territorio del peligro invasor. Con el tiempo de esos condados de la Marca Hispánica se destacó el condado de Barcelona que constituyó un poder único e independiente en la zona. |