La Monarquía
La Corona de Aragón estuvo integrada por tres reinos distintos. El origen de la corona estuvo en el condado de Aragón, que se transformó en reino a mediados del siglo XI. En el año 1137 el matrimonio de la heredera del reino de Aragón, la niña Petronila, con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, dio origen a la corona de Aragón. Más adelante surgió el tercer reino, Valencia, tras la conquista de los territorios de Levante por el rey Jaime I el conquistador.
La forma de gobernarse estos tres territorios era el pactismo, una especie de estado federal en el que cada reino mantenía unas formas propias de regirse. Así cada uno de los territorios tenía, por ejemplo, unas cortes propias, y el rey veía limitado su poder por las leyes, usos y costumbres de cada reino. Se habla de pactismo porque esa forma de gobierno provenía supuestamente de un pacto del rey con sus súbditos.
Como el rey no podía estar siempre en cada uno de esos reinos, nombraba a un representante para que ejerciera sus funciones cuando él no estaba presente. Estos fueron llamados Procuradores, Gobernadores, Lugartenientes o Virreyes.
Las Cortes
En cada uno de los reinos se celebraban reuniones de cortes, con formas de organización independientes.
Generalidad de Cataluña surgió como consecuencia de las decisiones tomadas en una reunión de Cortes celebradas en Monzón (1289); en ellas se nombró una "Diputación General", es decir, una representación que tenía como misión temporal recaudar el tributo que tenían que pagar al rey, y que se le llamaba popularmente la "generalidad". Este nombre de Generalidad triunfó sobre el nombre oficial de Diputación General. Un origen similar tiene la Generalidad de Valencia.
Los Fueros
Normas particulares por las que se regían las ciudades, villas o lugares de la Corona. Esta situación cambió a mediados del siglo XIII, cuando el rey Jaime I ordenó hacer una recopilación de los fueros existentes y ordenar la redacción de los fueros de Aragón, que se aplicaron en todo este reino.
La Inquisición
El tribunal eclesiástico que había creado el papa Inocencio III para luchar contra las herejías se introdujo en el reino de Aragón a mediados del siglo XIII.
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