"El baile del Moulin de la Galette"

A finales de la década de 1860 Renoir será uno de los habituales en las tertulias del cafe Guerbois, y en 1869 pinta, junto con Monet escenas al aire libre. Entre estas destacan sus lienzos sobre «La Grenouillère», que vienen a jugar el papel implícito de manifiesto de los impresionistas.

En esa época pasa grandes apuros económicos. Para colmo de males tiene que luchar por su país en la guerra Franco-Prusiana de 1870. Pero después, Renoir se adhiere con entusiasmo en 1873 a la «Sociedad anónima cooperativa de artistas pintores, escultores, grabadores, etcétera», que organizaría la primera exposición impresionista un año después.

En la tercera de dichas exposiciones, que tuvo lugar en 1877, se expuso una de las obras que acabarían siendo emblemáticas del Impresionismo: «El baile en el Moulin de la Galette».

Tema

Baile en el Moulin...
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Baile en el Moulin de la Galette
Pierre-Auguste Renoir (1876)

El Moulin de la Galette era un lugar de ocio y recreo para estudiantes, obreros y artistas en la misma cima del enclave rural de Montmartre, por aquel entonces en los aledaños de París. En esta obra Renoir refleja lo que será una constante en su obra: la alegría de vivir expresada de manera sencilla, en este caso en un baile de la tarde del domingo.

Color

Baile en el Moulin...

El color en
Baile en el Moulin de la Galette
Pierre-Auguste Renoir (1876)

Lo esencial de esta obra maestra es el tratamiento de la luz y del color. Renoir consigue captar el efecto de la luz del sol traspasando las acacias sobre los personajes de la escena. Aquí el color local de los cuerpos y objetos es claramente modificado por la mezcla del amarillo del sol junto con el verde de las acacias, lo que teóricamente da las sombras o manchas de luz azules que Renoir reparte por toda la escena.

Pincelada

Baile en el Moulin...

Pincelada en
Baile en el Moulin de la Galette
Pierre-Auguste Renoir (1876)

Por lo tanto, el uso del color es verdaderamente notable, y se complementa a la perfección con la pincelada suelta. Las pinceladas, al no respetar con precisión los límites de las formas, y al permitir la fusión de unas zonas de color con otras, crean una sensación de reverberación en los personajes que les confiere una maravillosa luminosidad.

Composición

Baile en el Moulin...

Esquema compositivo en
Baile en el Moulin de la Galette
Pierre-Auguste Renoir (1876)

La composición es muy compleja, por estar centrada en una gran cantidad de personajes a costa del cielo, y por la ausencia de un primer plano trazado claramente. Parece dominar una diagonal entre la esquina inferior izquierda y la superior derecha. En esta parte derecha domina un gran óvalo con las figuras más cercanas de dos mujeres y tres hombres en torno a una mesa. Hay otro óvalo en torno a los bailarines de la izquierda.

Hay una gran originalidad en la mezcla de perspectivas, algo en lo que Degás era un maestro. En las figuras más cercanas de la derecha, domina la perspectiva ligeramente elevada, mientras que Renoir acomete el resto de las figuras con una perspectiva frontal que acentúa el efecto de profundidad.

La figura del hombre que aparece de espaldas en la silla es un recurso magistral para «cerrar» la composición en la parte derecha. Los respaldos de los dos bancos cumplen una función análoga en la parte izquierda.

 

El columpio

El columpio
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El columpio
Pierre-Auguste Renoir, 1876

Esta obra está fechada en el mismo año que el El baile del Moulin de la Galette, 1876. En ella también destaca el tratamiento de la luz y del color, que no fue comprendido por los críticos de la época: G. Vassy acusó a Renoir de haber «arrojado manchas de grasa sobre los trajes de los modelos»

Sin embargo la combinación de colores fríos contrastando con los cálidos ayuda a potenciar la sensación de luminosidad que irradia la escena. Los colores juegan, por tanto, un papel esencial; en esta obra, una vez más las sombras no son negras, sino que estas zonas que no están soleadas directamente reciben un tono violáceo, que contrasta con las zonas iluminadas, en las que se potencia el color local o se les da un matiz blanco.

La pincelada es muy similar a la de El baile del Moulin de la Galette, muy suelta, permitiendo la fusión de formas y colores que crean la sensación de vaporosa luminosidad.

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