La firma del tratado de Brest-Litovsk con Alemania en 1918 no trajo la paz a Rusia. Por el contrario, se desarrolló una cruenta guerra civil con implicaciones internacionales. Los anteriores aliados de Rusia (británicos, franceses, estadounidenses y japoneses), contrarios a las medidas adoptadas por los bolcheviques, ocuparon parte del territorio ruso y apoyaron a los ejércitos blancos, organizados por generales zaristas.
Para hacerles frente, los bolcheviques crearon el Ejército rojo. En su creación tuvo una intervención muy destacada de Trotski. Además implantaron las medidas del comunismo de guerra: nacionalización de sectores económicos claves, militarización del trabajo, requisa de cosechas...
Los comunistas, finalmente, obtuvieron la victoria en 1920.
Para explicar ese resultado -además de razones puramente militares o estratégicas- deben considerarse factores políticos y sociales. Los contrarrevolucionarios o “blancos” fueron incapaces de conseguir apoyos importantes en la sociedad rusa. Sobre todo entre los campesinos, temerosos de perder las tierras que habían conseguido con el triunfo de la Revolución.
El país quedó gravemente devastado. Su capacidad productiva estaba muy por debajo de la que tenía antes de la I Guerra Mundial. |