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Sin certeza sobre cómo sucedió, cabe suponer, no obstante, que el “descubrimiento” del fuego por el hombre ya en la Prehistoria debió responder a un hecho accidental.
Pues, si bien debía conocer y sufrir las consecuencias del fuego ocasionado por devastadores fenómenos naturales, sin duda debió ser un incidente casual el que dió inicio a las primeras llamas.
Tras el sorprendente suceso, comenzaría un largo y complejo proceso de ensayos y estrategias, a través del cual se habría ido practicando y consolidando no sólo la elaboración o “fabricación” de la hoguera, sino también y muy especialmente el mantenimiento de las llamas y su magnitud, así como la posibilidad de reproducir la operación con el dominio del apagado y un nuevo encendido.
En definitiva, el control del fuego por el hombre. Un control que ya en el transcurso de la Prehistoria se perfeccionaría, dando lugar a diversas aplicaciones de repercusiones inconmensurables para la Humanidad.
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