Con el tiempo, surgieron problemas en el control de los productores, en la entrega de materia prima y en los costes. Por ello, se hizo más rentable concentrar la mano de obra (manufacturas) e introducir una progresiva mecanización de la producción en varias fases del proceso productivo, lo que requería grandes inversiones y nuevas instalaciones (fábricas).
Poco a poco, se produjo la aparición de grupos empresariales especializados y masas de obreros asalariados -proletarios-, a la vez que se reforzó el mercado interior y se generaron nuevos mercados en Europa y en países coloniales. El comercio tuvo que renovarse y ampliarse y fue vital para la riqueza de Inglaterra y para la revolución industrial. |