El parlamentarismo surgió en contextos de rebeldía frente a los monarcas absolutos. El holandés Baruch Spinoza (1632-1677), descendiente de judíos portugueses, intentó demostrar que no había justificación en la Biblia para sostener la monarquía absoluta. John Locke (1632-1704), ideólogo de la revolución inglesa, defenderá que los choques entre individuos pueden resolverse dialogando, parlamentando.
Frente al absolutismo, el parlamentarismo tiene una concepción de la naturaleza humana no basada en el mal o el pecado, sino de bondad o de neutralidad, que puede mejorarse con la asociación libre entre individuos.
Adoptarán el nuevo modelo político algunas repúblicas y monarquías parlamentarias, que demostrarán la eficacia para la gestión pública y el desarrollo económico en la Edad Moderna.
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