Monarquías Absolutas
Además de Francia, país muy rico y poblado cuya influencia política y cultural fue decisiva, casi toda Europa estuvo dominada por monarquías absolutas. España, por sus posesiones en Italia, Países Bajos y en América, estuvo obligada durante toda la Edad Moderna a mantener guerras para conservar esos dominios. Portugal se centró en la expansión ultramarina.
La dinastía de Habsburgo logró un enorme patrimonio territorial en el valle del Danubio y los Balcanes mediante la incorporación de las coronas de Bohemia y Hungría. La otra monarquía germana fue Prusia, que logró gran expansión hacia el Este, mientras al norte destacaban Dinamarca y Suecia.
El reino de Polonia tenía una monarquía electiva donde la Dieta (parlamento nobiliario) tenía un papel preponderante. Los reyes no consiguieron imponerse y el poderío de Polonia decayó, hasta que su territorio fue repartido entre Prusia, Austria y Rusia. Esta última empezó a contar como gran potencia europea, sobre todo desde el reinado del zar Pedro el Grande.
El Imperio Otomano también era una monarquía absoluta de derecho divino. El Sultán de Estambul tenía un poder omnímodo sobre los súbditos de sus enormes dominios, que casi todo el sureste europeo, Bulgaria y Grecia. |