Los mercaderes que creaban grandes compañías para el comercio internacional se convirtieron en los hombres más ricos, y los países que potenciaban el comercio se enriquecieron; hubo, pues, desigualdades o modalidades en el desarrollo del mercantilismo en los distintos países europeos. Durante este siglo los cambios a destacar en el panorama europeo podrían resumirse en la ampliación del panorana del comercio internacional por la ampliación de países que participan y las áreas en las que se comercia, las transformaciones que se produjeron en el comercio tradicional entre Castilla y América, y la introducción del mercantilismo y su significado en algunos países europeos.
Entre los países europeos que ocupan un papel importante en el comercio del siglo XVII hay que destacar a los Países Bajos, que habían tenido una próspera economía en la Baja Edad Media, basada en la artesanía de paños de alta calidad. Al pasar el tiempo, los habitantes de las ricas ciudades flamencas (Brujas, Gante) invirtieron el dinero que les había generado su riqueza en compañías comerciales. Desde comienzos del siglo XVII se dedicaron al transporte naval, llegando a construir una flota mayor que la de los otros países europeos juntos.
Los holandeses se interesaron por comerciar con puertos del Océano Indico ya en el siglo XVI, y junto con los ingleses fueron grandes comerciantes en esa zona, que en principio habían explorado los portugueses. Los portugueses tuvieron que enfrentarse a la dura competencia de los navegantes holandeses e ingleses, que empezaron a controlar el comercio que se desarrollaba en el Océano Indico.
Los comerciantes españoles, en concreto castellanos (al estar reservado el comercio de América a la corona de Castilla), mantenían el monopolio del comercio con América, aunque con cambios sustanciales en el sistema comercial. Durante el siglo XVI se llevaban muchos productos españoles a América; desde que comenzó la explotación agrícola de las tierras americanas por los colonizadores hispanos, los productos que se llevaban de España dejaron de interesar. Por otra parte, la explotación de las minas de plata comenzó a decaer por estar agotadas, de manera que no se traían grandes cantidades como se había venido haciendo. Todo ello provocó una profunda transformación en el comercio con América en el siglo XVII. Los productos americanos procedentes de las plantaciones comenzaron a exportarse a Europa: cueros, tabaco, cacao, azúcar de caña fueron algunos de los productos más importantes de la exportación.
Las exportaciones no fueron, pues, importantes en la conformación del mercantilismo español, que se basó más que en la defensa de los metales preciosos que llegaban de América.
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