La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) fue un conflicto en los estados alemanes inicialmente, un enfrentamiento entre los estados protestantes y los estados católicos. Pronto pasó de conflicto interno a guerra europea. Los estados protestantes recibieron apoyo de otros estados de religión protestante, Dinamarca y Suecia, mientras que los estados católicos dirigidos por el emperador, que era de la casa de Austria, recibió el apoyo de su familia española. Aunque la guerra se había iniciado en 1618, no fue hasta 1621, con el rey Felipe IV, cuando comenzó la intervención española. El rey fue empujado a ello por su valido, el conde-duque de Olivares, convencido de que España tenía que intervenir para seguir demostrando la fuerza de su imperio. Los ejércitos hispanos vencieron al principio en muchas batallas, pero el signo de la guerra cambió la entrar en ella el reino de Francia en apoyo de los estados protestantes, y en contra de la monarquía hispana, cuya hegemonía quería destruir. Los ejércitos franceses vencieron a los españoles en Rocroi (1643), donde no solo perdieron la batalla sino también su fama de invencibles.
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