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10. |
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Las democracias y el ascenso de los totalitarismos. |
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Los totalitarismos anticomunistas. |
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Al término de la I Guerra Mundial, Europa vivió una situación especialmente difícil. Tenía que recuperarse de los daños ocasionados por la guerra y se percibía el peligro de una revolución obrera (hubo varios intentos en este sentido). Además, desde principios de los años 30, llegaron los efectos de la depresión económica del 29, cuando los EE UU retiraron los capitales invertidos para dar prioridad a sus problemas internos.
Como consecuencia, el sistema liberal entró en una profunda crisis. Los países de larga tradición democrática como Gran Bretaña y Francia, pudieron hacerle frente, aunque con dificultades. Pero en otros casos, se desarrollaron con fuerza movimientos nacionalistas, totalitarios y anticomunistas: los fascismos.
Se iniciaron en un clima de inseguridad vivido por las clases medias desde el fin de la guerra. Al principio, utilizaron un discurso extremista (una combinación de elementos nacionalistas y socialistas). Eso les permitió atraerse a una parte del proletariado y ser movimientos de masas. Pero sólo alcanzaron el poder cuando consiguieron ganarse el apoyo de los grandes capitalistas, temerosos de una revolución como la que había triunfado en Rusia.
Los ejemplos más significativos que tomaron el poder fueron el Fascismo italiano (en 1922) y el Nazismo alemán (en 1933). |
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