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Las democracias y el ascenso de los totalitarismos. |
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Nazismo Alemán - La dictadura nacionalsocialista |
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La dictadura nazi se basó en la eliminación de los disidentes y enemigos (políticos y raciales), el sistema de partido único, la sindicación obligatoria, la prohibición de la huelga, una propaganda omnipresente.... Hitler inició una política armamentística (fábricas de Krupp, Thyssen) y de obras públicas que resolvió la crisis económica. Esa circunstancia le dio una enorme popularidad. Pero también preparó a los alemanes para una política imperialista y expansiva.
La ideología del Estado nazi se resumió en su eslogan “un pueblo, un imperio, un jefe”. Es decir:
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Un pueblo (Volk), el alemán, encarnación de la “raza aria” cuya pureza debía fomentarse. El pueblo alemán era superior a las demás, en especial frente a los judíos.
Los judíos eran considerados como los culpables de todos los males del país. Fueron sometidos a una persecución cada vez más intensa: desde las Leyes de Nuremberg (1934), por las que se les privaba de la ciudadanía alemana y quedaban prohibidos los matrimonios mixtos, el boicot a los comercios judíos, la “noche de los cristales rotos” (1938)... hasta decretar su exterminio -la “solución final”- durante los años de la guerra.
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Un imperio (Reich), unificador de los territorios donde había comunidades de origen alemán y conquistador de otros como “espacio vital”. Este planteamiento llevará a Alemania a un expansionismo militar cuyo desenlace fue el estallido de la II Guerra Mundial.
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Un jefe (Führer), el líder carismático que concentra todo el poder y dirige el país con autoridad. |
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