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Fuego que arrasa |
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Por si el fuego de la naturaleza no fuera suficiente para causar la desolación en el ser humano, el mundo contemporáneo supera los límites conocidos del uso del fuego para la autodestrucción. El fuego arrasa por tierra, mar y aire. El que viene del aire lo hace por primera vez el 22 de marzo de 1915, cuando París es bombardeada por los alemanes. Los atacantes iluminan primero la ciudad con bengalas atadas a globos que descienden lentamente a la búsqueda de los arsenales estratégicos y de los nodos de comunicación sobre los que lanzar sus bombas. A ras de tierra, el fuego arrasa el campo enemigo. La ofensiva alemana de Verdúm descarga 1.400 piezas de artillería contra las posiciones fortificadas francesas. Un año más tarde, se produce en el Somme una gran batalla en la que por primeva vez en la historia los tanques se convierten en la pieza fundamental de las operaciones militares terrestres. La batalla de Jutlandia, en mayo de 1916, activa todo el poder naval de los ejércitos británico y aleman. |
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