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Estaño |
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Siglos después, a comienzos del II milenio a.C., la conexión parece haber experimentado un resurgimiento, pero ya con los asirios como protagonistas, quienes, a juzgar por la ingente documentación que evidencian las tablillas de Kanish, lo traían de la zona situada entre el norte de Afganistán y Turkmenia, a través de Shemshara, Eshnunna y Elam, para trasladarlo hasta Anatolia central y suroriental, a cambio de plata.
Por otro lado, algunos territorios del Occidente europeo, ricos en yacimientos de estaño, aprovisionaron a buena parte del resto de Europa, a través de una vía continental que utilizaba los cauces fluviales para trasladarlo, entre otros, a los principados micénicos después de mediados del II milenio; propiciando asimismo viajes de exploración y el creciente auge de algunos pueblos.
Sirva a modo de ejemplo, la ruta atlántica emprendida por los fenicios hacia las islas Cassiterides o la posición privilegiada de los etruscos, en virtud de sus recursos mineros.
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