|
|
|
|
|
|
El proceso que condujo a la organización estatal supuso en líneas generales la regularización de los intercambios efectuados desde tiempos neolíticos y propició su intensificación, abarcando además la inclusión de algunas materias y productos, en consonancia con el desarrollo gradual de los estados. En virtud de este perfeccionamiento, surgiría el establecimiento de un sistema de pesos y medidas, la división sexagesimal del tiempo y un sistema fijo de cómputo de los valores y las retribuciones.
A este respecto, el aprovisionamiento de materias primas esenciales para el trabajo de la metalurgia, como el cobre, primero, y el estaño, después, para la obtención de bronce, pasó a formar parte de un complejo entramado comercial dirigido y controlado por los estados, particularmente en el Próximo Oriente y el Mediterráneo, sobre cuya precisa organización ofrecen un nítido testimonio las fuentes escritas coetáneas y los hallazgos arqueológicos.
Pero además de estos minerales, destinados fundamentalmente a la fabricación de armas y herramientas, o el valor de otras materias primas como la madera de los cedros del Líbano, el auge de algunos estados y la orientación de sus jerarquías propiciaron con su política de ostentación la posesión de algunos bienes de prestigio, entre los que destaca el ámbar, el lapislázuli, el oro o el marfil.
Experimentos posteriores darían lugar a la obtención de la púrpura, que más tarde se convertiría en uno de los principales valores a intercambiar por los fenicios. |
|
|