|
|
|
|
|
|
Lapislázuli |
|
Con un desarrollo tal que, aparte de las transacciones mercantiles habituales entre agentes comerciales y mercaderes propios del sistema palatino de estos estados territoriales, el comercio pasó a ser protagonizado por sus propios reyes, aunque, según una propaganda ideológica, disfrazado y sublimado bajo la fórmula del regalo.
En este contexto, que incluso contemplaba una legislación internacional dirigida a hacer recaer la responsabilidad y la indemnización sobre el estado, en cuyos límites hubiera desaparecido o sido víctima de robo una mercancía, la Babilonia cassita parece haber obtenido de nuevo el lapislázuli de Afganistán, ya que figura exportándolo a cambio del oro de Nubia, el marfil, el ébano y otros productos africanos que Egipto controla, de la plata hitita, de los carros, los caballos y las armas de Mitanni o de la lana teñida con púrpura de los principados de la costa siria, que más tarde monopolizarían los fenicios, entre otras mercancías de prestigio.
De este modo, en lugares tan distantes el lapislázuli aparece en joyas, mobiliario o en máscaras y objetos funerarios, como reflejo del poder y el prestigio de quienes lo poseían. |
|
|