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El mismo destino que condujo al auge de la producción de cerámica griega, cuyas piezas, incluso fragmentarias, ofrecen el mejor testimonio de las diversas y extensas redes comerciales trazadas desde diferentes poleis griegas a distintas zonas del mapa geográfico de la Antigüedad.
En definitiva, un comercio de ida y vuelta que durante el Imperio Romano abarca un extenso repertorio de materias primas y productos, tanto de primera necesidad como de artículos de lujo. Trigo, aceite, seda, perlas, especias, ámbar, pieles de animales, caballos, fieras para los espectáculos…
La búsqueda de estas mercancías supondría en muchos casos el inicio de aventurados viajes, la exploración de lugares antes desconocidos, a través de rutas terrestres, fluviales o marítimas, y una orientación determinada en la política de algunos estados, marcando el rumbo de la Historia. |
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