La unidad territorial se consiguió solo en parte. La comenzó el rey Leovigildo (568-586), quien consiguió terminar con los suevos en el año 585. Intentó vencer a los vascones, pero no lo consiguió; huella de esa lucha es la actual ciudad de Vitoria, originariamente una plaza fuerte, Victoriaco, que levantó el rey visigodo en el año 581.
Si los cántabros, astures y vascones se mantuvieron independientes del reino visigodo, el otro territorio, el de los suevos había formado un reino que, si no consiguió conquistar la Península Ibérica como era su intención, ocupó el territorio de la actual Galicia y Norte de Portugal. En su intento de unificar el territorio peninsular, el rey Leovigildo consiguió conquistar el territorio del reino suevo en el año 585.
El último territorio que hubieron de conquistar los visigodos fue el de los bizantinos, instalados en el Sur peninsular desde mediados del siglo VI. Fue el rey Suintila, en torno a los años 625-628 cuando consiguió expulsar a los bizantinos. De esa manera todo el territorio de la Península Ibérica, a excepción de la franja cantábrica donde vivían cántabros, astures y vascones. |