Los partidos de izquierdas -comunistas, socialistas y radicales- se unieron en el Frente Popular para concurrir a las elecciones de 1936. Intentaban evitar así la llegada al poder de grupos de ideología fascista.
Tras su victoria electoral, bajo la presidencia de Léon Blum, se propondrán mejorar la situación económica del país y de la clase obrera. Discrepancias internas -promovidas especialmente por los radicales- llevaron a su disolución un año después. |