Expansión (S.XI - XIII) - Espiritual. El tiempo de las cruzadas
"Vuestros hermanos que viven en el Oriente requieren urgentemente de vuestra ayuda, y vosotros debéis esmeraros para otorgarles la asistencia que les ha venido siendo prometida hace tanto. Ya que, como habréis oído, los turcos y los árabes los han atacado y han conquistado vastos territorios de la tierra de Romania (el imperio bizantino), tan al oeste como la costa del Mediterráneo y el Helesponto, el cual es llamado el Brazo de San Jorge.
Han ido ocupando cada vez más y más los territorios cristianos, y los han vencido en siete batallas. Han matado y capturado a muchos, y han destruido las iglesias y han devastado el imperio. Si vosotros, impuramente, permitís que esto continúe sucediendo, los fieles de Dios seguirán siendo atacados cada vez con más dureza.
En vista de esto, yo, o más bien, el Señor os designa como heraldos de Cristo para anunciar esto en todas partes y para convencer a gentes de todo rango, infantes y caballeros, ricos y pobres, para asistir prontamente a aquellos cristianos y destruir a esa raza vil que ocupa las tierra de nuestros hermanos. Digo esto para los que están presentes, pero también se aplica a aquéllos ausentes. Más aún, Cristo mismo lo ordena."
Discurso de Urbano II en el concilio de Clermont de 1095, según Fulquerio de Chartres
Con estas palabras el Papa llamaba a los fieles a participar en una cruzada para recuperar los santos lugares. Los motivos, difundidos en Francia por la predicación de personajes como Pedro el Ermitaño, conmovieron a muchos fieles, que integraron los ejércitos que batallaron en la Primera Cruzada. No sería ésta la única cruzada, pues al no conseguirse los objetivos perseguidos, hubo otras cruzadas, de las que la más destacable es la Tercera Cruzada.
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